Activistas y organizadores del Orgullo advierten de que la posible prohibición del evento supondría el socavamiento de derechos y principios democráticos.
En su tradicional discurso de balance anual el 22 de febrero, Viktor Orbán dijo a los organizadores de la celebración del Orgullo de Budapest que no debían molestarse en preparar el desfile de este año: es un despilfarro de dinero y energía, según el primer ministro húngaro.
Desde entonces, Gergely Gullyás, ministro del Gabinete del primer ministro, e incluso János Lázár, ministro de Construcción y Transportes, se han pronunciado al respecto. Ha habido rumores de que el desfile podría celebrarse bajo techo, pero la mayoría de las declaraciones hasta ahora sugieren una prohibición total del evento por los derechos de las personas LGTBI.
Viktor Szalóki, director político de la plataforma aHang, advirtió que la medida podría acarrear "una especie de privación de derechos, una violación de los derechos de las personas que quieren ejercer libremente su derecho de reunión o expresión". Con esto, "sus derechos serían violados", añadió, al tiempo que señaló que la medida también parece obedecer a una especie de maniobra de distracción: "Quieren que la gente centre su atención en esto ahora y están intentando generar amenazas y miedo", explicó Szalóki.
Los organizadores del Orgullo alertan de las amenazas a la integridad democrática
El Orgullo de Budapest de este año sería el 30º. Para Zita Hrubi, portavoz de prensa del evento, "como de costumbre, el primer ministro fue un poco florido, no hubo ningún mensaje específico en su discurso. Pero básicamente, pensamos que si la ley de reunión se altera de alguna manera, supondría itir que Hungría ya no es una democracia", dijo .
Por su parte, Gergely Gulyás, ministro responsable del Gabinete del primer ministro, declaró: "La intención del Gobierno es claramente proteger a los niños, y creemos que la marcha del Orgullo por el centro de la ciudad, ahora que el embajador de Estados Unidos ya no puede encabezarla, no debe ser tolerada por el país". En la reunión informativa del Gobierno del jueves, el alto funcionario húngaro también afirmó que el desfile del Día del Orgullo "en la forma en que ha existido hasta ahora no existirá en el futuro".
Las minorías sexuales son desde hace tiempo un objetivo del Gobierno de Orbán. La llamada Ley de Protección de la Infancia, introducida en 2021, que confundía deliberadamente la homosexualidad con la pederastia, causó revuelo en toda Europa en su momento y no ha dejado de hacerlo desde entonces.