Las próximas horas revelarán si esto es suficiente para aplacar a los países en desarrollo y a los pequeños Estados insulares.
La presidencia azerbaiyana de las negociaciones sobre el clima de la COP29 ha cifrado por fin el nivel de financiación que el mundo en desarrollo podría esperar de los países ricos para financiar su transición a las energías limpias y adaptarse a unas condiciones meteorológicas cada vez más extremas y a la subida del nivel del mar.
Tras una propuesta inicial de un "nuevo objetivo colectivo cuantificado" (NCQG, por sus siglas en inglés), que fue el centro de casi dos semanas de debate en la capital, Bakú, el nuevo texto, elaborado a puerta cerrada durante la noche, propone una cifra de 250.000 millones de dólares (239.862 millones de euros) para sustituir en 2035 la contribución actual de 100.000 millones de dólares de los países ricos, (95.945 millones de euros) que se fijó en 2009.
Un cuarto de lo que pidieron los países pobres
Esta suma debería proceder de "una amplia variedad de fuentes, públicas y privadas, bilaterales y multilaterales, incluidas fuentes alternativas" e incluiría la provisión directa de financiación, como subvenciones, y la inversión del sector privado que se espera movilizar con este apoyo.
A lo largo de una semana de debate a nivel político y ministerial, los países en desarrollo -como China sigue autoidentificándose, a pesar de que la UE y otros insisten en la necesidad de ampliar la base de donantes- han insistido firmemente en un objetivo de 1,3 billones de dólares anuales (1,2 billones de euros).
La opción de "contribuciones adicionales"
El nuevo texto reconoce esta cifra sólo como una aspiración, ya que "pide a todos los actores que trabajen juntos para permitir el aumento de la financiación a las partes que son países en desarrollo para la acción climática procedente de todas las fuentes públicas y privadas hasta al menos 1,3 billones de dólares al año (1,2 billones de euros) para 2035".
El texto "invita a las partes que son países en desarrollo a hacer contribuciones adicionales", en línea con anteriores señales de la Comisión Europea de que la ampliación de la base de donantes a las economías emergentes -una de las demandas clave del bloque- podría hacerse de forma voluntaria.
En las próximas horas se sabrá si esto es suficiente para apaciguar a los países en desarrollo y a los pequeños Estados insulares, que ayer rechazaron rotundamente un primer borrador de acuerdo político, fustigando a los países ricos por su reticencia hasta ese momento a nombrar una cifra siquiera como base para seguir negociando.