Los famosos canales de Venecia se enfrentan a un creciente problema de contaminación. Una vez que la basura plástica acaba en el agua, resulta increíblemente difícil eliminarla. Pero ¿qué hace que este plástico sea tan peligroso y qué se puede hacer al respecto?
Cada minuto, el equivalente a un camión de basura de plástico entra en nuestros océanos. Los científicos advierten de que para 2040 los residuos plásticos en nuestros mares podrían triplicarse, amenazando la vida marina y potencialmente nuestra propia salud. Estudios recientes han encontrado microplásticos en la sangre humana, la leche materna y órganos vitales, lo que suscita gran preocupación por los efectos a largo plazo sobre la salud.
Las profundidades ocultas del problema del plástico
El problema es más profundo de lo que vemos en la superficie, literalmente. Gran parte de este plástico se hunde en el lecho marino, formando parches de basura submarina ocultos a la vista. En lugares como los históricos canales y lagunas de Venecia, neumáticos viejos, redes de pesca y cajas de plástico se acumulan en cantidades alarmantes, descomponiéndose lentamente en microplásticos nocivos.
Limpiar la basura submarina no es tarea fácil. Los buceadores profesionales que trabajan en aguas turbias se enfrentan a importantes riesgos y sus operaciones son costosas, mientras que el dragado del fondo marino -otro método habitual- puede dañar gravemente los frágiles ecosistemas marinos, causando a menudo más perjuicios que beneficios.
Un enfoque de alta tecnología
Ahí es donde entra Maelstrom. Este innovador proyecto europeo ha probado soluciones más inteligentes a la creciente crisis del plástico.
'Euronews' acompañó a los investigadores del Instituto de Ciencias Marinas CNR-ISMAR de Italia para cartografiar, con ayuda de una avanzada tecnología de sonar, los puntos de de plástico submarino en el Gran Canal de Venecia.
Estos mapas detallados son un primer paso crucial hacia la retirada semiautomatizada de residuos de gran tamaño de las aguas costeras. El proyecto Maelstrom ha desarrollado un sofisticado robot capaz de operar a profundidades de hasta 20 metros, extrayendo con precisión residuos de gran tamaño sin alterar la vida marina.
La plataforma robótica combina la experiencia en IA de Tecnalia (España) con la mecánica avanzada del CNRS-LIRMM (Francia). Durante unas demostraciones públicas en Venecia, el robot retiró con éxito neumáticos, redes e incluso chapas de aluminio, demostrando su eficacia en condiciones reales.
"Es muy importante disponer de este tipo de tecnología, no solo aquí, en Venecia, sino en las zonas costeras y ciudades portuarias en general", explica la Dra. Fantina Madricardo, coordinadora del proyecto Maelstrom. "Muchos residuos se abandonan o se pierden cerca de ciudades y puertos: son difíciles de ver y aún más difíciles de recuperar. Si es peligroso, enviar buzos abajo puede ser peligroso. Un robot puede hacer el proceso más rápido y seguro".
Una cortina de burbujas
Los ríos transportan los residuos plásticos desde las ciudades del interior hasta el mar, lo que convierte la contaminación oceánica en un problema de todos. Por eso, la ciudad costera de Vila do Conde, en el norte de Portugal, decidió unir fuerzas con los científicos del proyecto Maelstrom para instalar una solución innovadora: una "barrera de burbujas" en el río Ave. Este sistema relativamente sencillo crea una cortina de burbujas de aire que atrapa los residuos plásticos antes de que lleguen al océano Atlántico, al tiempo que permite el paso seguro de peces y embarcaciones. Científicos del Centro Interdisciplinar de Investigaciones Marinas y Ambientales (CIIMAR) de la Universidad de Oporto analizan ahora la eficacia de la barrera de burbujas y su impacto en el ecosistema del estuario.
"Recogemos todo tipo de residuos y muchos de ellos son plásticos. Y estudiamos lo que encontramos, para conocer las fuentes, de dónde procede la basura", explica Isabel Sousa Pinto, profesora de la FCUP y jefa del Grupo de Biodiversidad Costera del CIIMAR de la Universidad de Oporto. "Luego hacemos una evaluación del ecosistema: ¿está mejorando? Sabemos que cada vez hay menos basura, pero necesitamos más tiempo antes de que todo el ecosistema se recupere y antes de que podamos decir si mejoró gracias a esta barrera de burbujas que aún estamos estudiando".
La ciudad ayudó a diseñar el sistema, aportó financiación y reunió a todas las partes interesadas clave para hacerlo realidad, incluida la autoridad portuaria, la capitanía, la Agencia Portuguesa de Medioambiente, la asociación regional de gestión de residuos y el Centro de Interpretación y Vigilancia Medioambiental, que lleva a cabo campañas de divulgación y concienciación pública.
La clave para un cambio duradero
El equipo de Maelstrom subraya que la limpieza de los residuos plásticos es solo una parte de la solución. Evitar que el plástico llegue al medioambiente podría ser aún más importante. Los investigadores colaboran con las industrias para reducir los residuos plásticos en su origen y desarrollar prácticas más sostenibles. Mediante campañas de limpieza de playas y programas educativos, también animan a las comunidades locales a actuar para proteger nuestros océanos. Según Luís R. Vieira, investigador del CIIMAR, la lucha contra la basura marina no consiste solo en utilizar nuevas tecnologías para limpiarla, sino que requiere un esfuerzo compartido de concienciación, responsabilidad y prevención para evitar que los residuos lleguen al océano. Solo así podremos aspirar a un futuro en el que nuestros océanos dejen de estar lastrados por los residuos plásticos.