¿Está el futuro de Europa en tu viejo teléfono inteligente? Europa carece de materias primas y, sin embargo, es uno de los mayores mercados de productos del mundo. La UE quiere reducir su dependencia de las importaciones recurriendo a la economía circular.
El viejo smartphone que se esconde en tu cajón contiene probablemente pequeñas porciones de litio, cobalto y metales de tierras raras. Se calcula que en Europa hay 700 millones de teléfonos viejos.
El concepto conocido como "minería urbana" consiste en encontrar materiales en productos ya existentes, a diferencia de la "minería primaria", en la que se explotan los recursos del suelo.
La UE se ha fijado como prioridad asegurar las cadenas de suministro de las materias primas esenciales para las tecnologías ecológicas y digitales. La Comisión Europea ha considerado decenas de ellas como "críticas" y "estratégicas". Sin embargo, actualmente el 90 % de estos elementos se importan del extranjero.
Según datos de la UE, alrededor del 1 % de los materiales valiosos consumidos en la UE proceden del reciclado. La Ley de Materias Primas Fundamentales, aprobada en 2024, ha fijado el objetivo de alcanzar el 25 % en 2030.
La basura electrónica es dinero
El objetivo de la Comisión es impulsar el reciclado de los residuos eléctricos, uno de los flujos de residuos que crece con más rapidez.
En cada Estado miembro, las organizaciones se encargan de recoger y transportar los residuos electrónicos para llevarlos a las 2700 instalaciones de tratamiento del continente. Se espera que las instalaciones de reciclado satisfagan una parte creciente de la demanda de las fundiciones europeas, que tradicionalmente se abastecen en otros continentes, como Asia.
Sigue habiendo varios retos: desde la rentabilidad de extraer las partes más pequeñas de los materiales hasta la "hibernación electrónica": según un estudio, cada familia europea tiene una media de 74 aparatos electrónicos, 13 de los cuales no se utilizan, pero se atesoran por diversas razones, entre ellas la preocupación por la privacidad de los datos.
¿Te apetece vivir en un edificio circular?
La Comisión Europea tiene previsto presentar en 2026 una nueva Ley de Economía Circular para fomentar la competitividad de los modelos circulares en diversos sectores, como la construcción y la demolición. Esto supone el 40 % del peso total de los residuos en la UE, principalmente materias primas tradicionales como hormigón, aluminio, acero y vidrio, que, de nuevo, suelen importarse.
Aunque gran parte del hormigón demolido se considera reciclado, en realidad se tritura para utilizarlo como base de áridos, por ejemplo, en la construcción de carreteras. Cada vez hay más tecnologías que permiten reciclar en lugar de infrarreciclar. Las nuevas técnicas están transformando edificios viejos en hormigón de alta calidad.
Además, muchos materiales sobrantes, como plásticos y madera, no suelen recuperarse y se envían a incinerar o a vertederos. Las nuevas técnicas de clasificación contribuyen a aumentar la tasa de reciclado.
Reutilizar o transformar para minimizar el impacto
Otra tendencia es la reutilización de materiales. Elementos como bloques de hormigón, ventanas y ladrillos pueden desmantelarse para su reutilización. Los diseños de edificios más modulares también pueden permitir una mayor circularidad.
Algunos países ya han adoptado un planteamiento que exige inventarios de los materiales presentes en los edificios antes de su demolición.
Al igual que la reutilización y reparación de aparatos electrónicos, la renovación de edificios sigue siendo una solución mejor que la demolición en términos de impacto ambiental, según los expertos.
Según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), entre el 20 y el 25 % de las emisiones de ciclo de vida del parque inmobiliario actual de la UE están integradas en los materiales de construcción. Los enfoques de renovación basados en la economía circular pueden ayudar a reducir las emisiones integradas de gases de efecto invernadero.