Los manifestantes expresaron su preocupación por el aumento vertiginoso del precio de la vivienda, los bajos salarios y las dificultades para hacer frente al coste de la vida, la sobrecarga de las infraestructuras y la degradación medioambiental en las islas.
Miles de manifestantes salieron el domingo a las calles en las islas Canarias, en España, para pedir un nuevo modelo frente al del turismo de masas y sus impactos negativos a nivel social y medioambiental. Las protestas, organizadas por la plataforma Canarias Tiene un Límite bajo ese mismo lema, abogaron por un cambio hacia formas de turismo y políticas más sostenibles y equitativas, que también solucionen los problemas de a la vivienda y bajos salarios que sufren los residentes locales.
La manifestación del domingo refleja la creciente frustración en la región. Una protesta similar en abril convocó a decenas de miles de personas de todo el archipiélago. Según el Instituto Canario de Estadística, Canarias recibió cerca de 18 millones de turistas en 2024. Sin embargo, los residentes locales argumentan que esta afluencia no ha beneficiado a la población local. En cambio, señalan el aumento vertiginoso del precio de la vivienda, la sobrecarga de las infraestructuras y la degradación ambiental.
Un modelo que no es rentable a largo plazo
"No veo el modelo rentable a largo plazo; me preocupa", declaró un manifestante. "Por eso me gustaría que hubiese más oportunidades y que se diversificara, para que no todo sea turismo y se dé prioridad a los residentes que viven aquí", añadió en relación a las demandas de políticas sociales para mejorar las condiciones de vida de la población local. Otro manifestante aludió al problema de la vida: "Los alquileres son completamente inviables. Nadie puede comprar una casa. Las casas que se están construyendo son para gente adinerada".
Los manifestantes han presentado varias demandas clave, como la introducción de una ecotasa para garantizar que los turistas contribuyan al mantenimiento del entorno natural, la congelación temporal de nuevos permisos para habitaciones de hotel y alquileres vacacionales, y la regulación de la compra de propiedades por parte de no residentes. También hubo manifestaciones en otras islas del archipiélago y en varias ciudades de la España peninsular.