En este episodio de 'Smart Regions', viajamos a Satu Mare, una ciudad rumana fronteriza con Hungría, donde la asociación Stea utiliza el ajedrez para facilitar la integración de los niños más vulnerables.
Adriana Pascu, de 16 años y etnia gitana, es una hábil jugadora de ajedrez.
Gracias al juego, ha desarrollado una gran capacidad de análisis y concentración que también le ayuda en sus estudios. Para ella y los demás niños de la comunidad romaní de la ciudad rumana de Satu Mare, jugar al ajedrez no era algo que se diera de forma natural. Aprendieron a través del programa 'Chess for change', iniciado en 2019 por la asociación Stea, activa en la integración social de niños gitanos.
Estos niños han progresado en todos los ámbitos, especialmente en el colegio.
"Soy mucho más reflexiva, estoy más concentrada y memorizo las lecciones más rápido", explica Adriana. El ajedrez activa la memoria, la capacidad de análisis y la anticipación.
Para Alex Geiger, profesor de ajedrez, es uno de los deportes más democráticos: "El ajedrez enseña a los niños el juego limpio. Es el único deporte, diría yo, en el que todos somos iguales, no importa si eres hombre o mujer, o si tienes una discapacidad".
Ajedrez contra el abandono escolar
El primer objetivo de la asociación Stea era precisamente luchar contra el abandono escolar prematuro y motivar a los niños para que al menos completen la escolarización obligatoria.
"El ajedrez permite a estos jóvenes darse cuenta de que, si se lo proponen y son perseverantes, pueden conseguir buenos resultados", explica Cristina Bala, directora del centro Stea.
"Niños y adolescentes" ―continúa― "han logrado participar en concursos, incluso internacionales, y también han ganado premios; han podido vivir experiencias positivas y ganarse el reconocimiento y la estima de los demás".
La política de cohesión de la UE, detrás del proyecto
Al principio, los profesores de la escuela se mostraban escépticos, pues no creían que los niños gitanos fueran a desenvolverse bien en el ajedrez: hoy apoyan el proyecto porque los niños que participan están más motivados y también estudian mejor. Como explica Delia Sabou, la profesora de Adriana: "Hemos observado en todos los niños que participan en el proyecto un importante progreso cognitivo, un aumento de la concentración y una mejora de la interacción social con sus compañeros y profesores.
La directora del centro Stea, Cristina Bala, se dio cuenta enseguida del potencial del ajedrez e introdujo la actividad en 2019. El coste total del proyecto durante el primer año fue de 70.000 EUR, de los que la Unión Europea aportó 60.000 EUR, gracias a los fondos de la Política de Cohesión.
La pieza de ajedrez que Adriana prefiere es la reina, porque es la pieza más poderosa. De mayor quiere ser contable. Está claro que su vida ha tomado un nuevo impulso y que será la auténtica reina de su futuro.