La salud mental se ha convertido en una cuestión crítica entre los trabajadores humanitarios, pero existe un prolongado silencio en torno al apoyo que necesitan, y a menudo deben enfrentarse a crisis o zonas de guerra sin la atención adecuada, según se ha informado a 'Euronews'.
La ayuda humanitaria se ha convertido en una parte esencial del mundo actual. Según la ONU, más de 300 millones de personas sufren desplazamientos forzosos o catástrofes naturales.
Pero los riesgos de ser cooperante nunca han sido mayores. En 2023, la cifra récord de 595 personas asesinadas, heridas o secuestradas marcó uno de los años más oscuros en la historia del sector.
"Estos riesgos ponen en tela de juicio la motivación de los trabajadores y suscitan preocupación por el respeto del derecho internacional humanitario", afirmó el cooperante belga Olivier Vandecasteele, quien señaló la "erosión del respeto" a la que se enfrentan hoy en día los operadores humanitarios.
Vandecasteele, que fue rehén en Irán durante 456 días, fundó Protect Humanitarians, una alianza mundial comprometida con la protección del personal humanitario de primera línea. Su organización también ofrece ayuda financiera de emergencia a trabajadores humanitarios en peligro, en colaboración con la Fundación Rey Balduino de Bélgica.
La salud mental, en particular, se ha convertido en un tema clave para Protect Humanitarians. "La idea es crear al menos un espacio seguro donde las organizaciones puedan compartir y aprender unas de otras sobre el apoyo a la salud mental", dijo Vandecasteele, señalando que con demasiada frecuencia se pasa por alto el bienestar psicológico de los trabajadores.
Cyril Cosar, psicólogo clínico y traumatólogo, señala varios riesgos importantes para la salud mental de los trabajadores humanitarios, como el agotamiento, el TEPT, el miedo a la seguridad personal y la preocupación por los seres queridos que dejan atrás.
Cultura del sacrificio
Steve Dennis, antiguo trabajador humanitario, subraya el coste emocional del trabajo, ya que se necesita un fuerte sentido de la solidaridad y la empatía para dejar un lugar seguro por otro peligroso.
Esa misma empatía puede resultar abrumadora cuando los trabajadores se sienten impotentes y, combinada con la exposición constante al sufrimiento, suele provocar fatiga y traumas secundarios.
Dennis, que ahora dirige Proper Recovery Consulting, una organización dedicada a ayudar a los trabajadores humanitarios a recuperarse de un trauma, explicó que es difícil compartimentar las emociones sin convertirse en un robot.
Los trabajadores humanitarios, especialmente los que han vivido entornos traumáticos como campos de refugiados o clínicas para víctimas de guerra, a menudo tienen dificultades para reconocer sus propias necesidades en comparación con las de quienes les rodean.
"Diría que el 100% de las personas con las que he trabajado han dicho que su lesión o problema no es 'tan grave como' [los de aquellos a los que están ayudando]", afirmó Dennis.
Cosar señaló que el sector está impregnado de una "cultura del sacrificio", en la que los trabajadores sienten que deben darlo todo, independientemente de cómo se sientan. A diferencia de las personas a las que ayudan, a las que se identifica claramente como víctimas, el agotamiento y el trauma de los trabajadores humanitarios son a menudo invisibles, lo que hace difícil evaluar lo bien que lo están afrontando.
"Como trabajador humanitario, es como si no se te permitiera ser una víctima: tienes que ser fuerte todo el tiempo", afirma Mila Leonova, Directora de la Alianza de Organizaciones de la Sociedad Civil de Ucrania.
Muchas organizaciones de la sociedad civil se vieron abocadas a la labor humanitaria tras la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, sin la preparación adecuada. "Casi tres años después, estamos completamente quemados. Pero en nuestra cultura, itir esta debilidad resulta vergonzoso", añadió Leonova.
Prevención y financiación
Mientras que profesiones como los médicos, la policía y el personal militar reciben una amplia formación y apoyo para hacer frente a situaciones traumáticas, los trabajadores humanitarios suelen recibir mucho menos.
"Consideramos que una formación de concienciación sobre entornos hostiles de cuatro días antes de desplegarse en Somalia es la regla de oro. Pero otras profesiones de alto riesgo reciben meses o incluso años de preparación", explicó Dennis.
El seguro es otro reto. Muchas pólizas no cubren las zonas de guerra ni los problemas de salud mental, y las reclamaciones por lesiones mentales suelen denegarse si no se diagnostican inmediatamente.
Vandecasteele aboga por destinar una parte de las donaciones específicamente a la atención de la salud mental de los trabajadores humanitarios y Leonova afirma que "Bruselas es un lugar ideal para debatir esta cuestión, con la Comisión Europea cerca y la posibilidad de entablar os con diversos donantes"
La UE es uno de los mayores proveedores de ayuda humanitaria del mundo, con más de 2.400 millones de euros en 2023. Para Dennis, invertir en el bienestar de los trabajadores es crucial: "Es como mantener un vehículo. Un coche bien cuidado dura más y rinde mejor. Lo mismo ocurre con tu personal".