El Reino Unido es el único país exento de la subida de aranceles tras alcanzar un acuerdo con Estados Unidos a principios de mayo.
Washington ha duplicado sus aranceles sobre el acero y el aluminio hasta el 50%, en una medida que el presidente Donald Trump ha tomado para excluir a los productores extranjeros del mercado estadounidense. La directiva, que la Casa Blanca publicó en X, aseguraba que esta subida "proporcionaría un mayor apoyo" a las industrias estadounidenses y "eliminaría la amenaza a la seguridad nacional" que suponen las importaciones de acero y aluminio.
Críticas por su posible impacto en el empleo
Mientras Washington defiende que estas restricciones respaldarán el empleo, los críticos alertan de efectos contrarios: si suben los costes de producción, las empresas podrían despedir trabajadores para ahorrar costes.
Según estimaciones, los aranceles impuestos por Trumpen 2018 destruyeron 75.000 empleos en el sector manufacturero, y solo generaron 1.000 nuevos puestos en la industria siderúrgica.
Tensión internacional y cuenta atrás hasta el 9 de julio
La nueva subida arancelaria llega justo antes del fin de la pausa arancelaria "recíproca", previsto para el 9 de julio. En abril, Trump suspendió temporalmente los aranceles a varios países y anunció su objetivo de firmar "90 acuerdos en 90 días".
Hasta la fecha, solo el Reino Unido ha firmado un acuerdo comercial, lo que permitirá a sus productores mantener una tasa del 25% en lugar del 50%.
Golpe judicial a la política comercial de Trump
La semana pasada, dos tribunales estadounidenses dictaminaron que Trump no tenía autoridad para imponer aranceles generalizados, en una batalla legal que podría terminar en el Tribunal Supremo. Aunque los aranceles al acero y al aluminio no fueron anulados, Washington parece decidido a mantenerlos como símbolo de firmeza comercial.
Mientras entra en vigor la subida, el comisario de Comercio de la UE, Maros Sefcovic, se reunirá con su homólogo estadounidense, el embajador Jamieson Greer, en el marco de una cumbre de la OCDE en París.