En el zoo de Barcelona, los elefantes ancianos que no pueden ser reintroducidos en la naturaleza reciben cuidados geriátricos especializados.
PUBLICIDADEstamos en el zoo de Barcelona, una elefanta africana de 40 años pone su pata en la reja metálica donde un cuidador le hace la pedicura con trozos de manzana. El tratamiento forma parte de los cuidados geriátricos especializados del zoo para animales de edad avanzada que no pueden ser reintroducidos en la naturaleza, ya que los zoológicos de todo el mundo hacen cada vez más hincapié en los cuidados de por vida.
"Devolverlos a la naturaleza sería un error", afirma Pilar Padilla, responsable del cuidado de mamíferos del zoo. "Es muy probable que no sobrevivieran". Los zoológicos han experimentado un replanteamiento en las últimas décadas con el énfasis puesto en la conservación de las especies y la educación, alejándose del paradigma del pasado que a menudo exhibía animales exóticos como espectáculo.
El nuevo enfoque incluye saber adaptarse a las necesidades de los animales que envejecen, lo que ha llevado a los zoológicos a crear recintos más grandes y parecidos a la naturaleza, como la zona Sahel-Sabana del zoo de la ciudad española de Barcelona.
Ayudar a los animales a envejecer
Además de los programas de cría para reintroducir animales aptos en la naturaleza, los zoológicos quieren asegurarse de que los animales que viven más tiempo gracias a los avances de la atención veterinaria puedan envejecer en buenas condiciones, explica Martín Zordan, director general de la Asociación Mundial de Zoos y Acuarios (WAZA). "La atención geriátrica especializada es cada vez más esencial", dijo Zordan a la agencia AP en las oficinas de la organización en Barcelona.
Zordan señaló que, al igual que las personas mayores, los animales ancianos requieren más cuidados: revisiones médicas periódicas, tratamiento de la artritis, alimentos más suaves o suplementos nutricionales, espacios vitales adaptados y seguimiento de la salud mental y conductual.
Además de una pareja de elefantes ancianos, el zoo de Barcelona tiene un lobo de 15 años, un leopardo y un tigre de 17, así como aves de edad avanzada, como una bandada de flamencos. No es el único: varios zoológicos de Estados Unidos, por ejemplo, destacan el trato que dan a los animales mayores, como los de Baltimore y Baton Rouge.
Un estudio del dolor y el duelo de los elefantes
Los cuidadores del zoo de Barcelona vigilan de cerca a sus dos paquidermos hembra, Susi y Bully, tras la reciente muerte de Yoyo, su antigua compañera. Yoyo murió en diciembre a los 54 años.
Susi, elefanta de 52 años, es uno de los paquidermos africanos en cautividad más viejos que se conocen, aunque la Asociación Mundial de Zoos y Acuarios (WAZA) afirma que la edad de los animales nacidos en libertad es aproximada. Bully, de 40 años, también se considera muy mayor para un elefante africano. Los tres fueron capturados en libertad y pasaron un tiempo en circos y otros zoológicos antes de llegar a Barcelona.
El zoo colabora con la Universidad de Barcelona para estudiar el impacto de la muerte de Yoyo en Susi y Bully. Es el primer estudio de este tipo, centrado en elefantes que no son de la misma familia tras la muerte de una compañera de mucho tiempo, dijo Padilla a la agencia AP durante una reciente visita al recinto de elefantes del zoo.
Al principio, Susi y Bully mostraron su tristeza al perder el apetito, pero ahora se están adaptando bien y se vuelven el uno hacia el otro, incluso comparte la comida, dijo Padilla, añadiendo que Susi ha asumido el papel dominante que tenía Yoyo.
¿Cómo se sabe la edad de un elefante?
Para los elefantes, sus dientes son la auténtica prueba de edad. "Lo que marca el declive del animal es el desgaste de su dentadura", explica José María Santamaría, cuidador del zoo de Barcelona, al terminar la pedicura de Bully. "Pasan por seis juegos de muelas a lo largo de su vida, y cuando llegan a los 40 años aproximadamente pierden el último juego".
Susi y Bully necesitan revisiones diarias, comida adecuada para sus bocas ya sin molares y una atención especial a sus patas, de ahí las pedicuras diarias y el suave suelo arenoso del recinto para amortiguar sus pies doloridos. "Estas son las consideraciones que tenemos en cuenta porque queremos que estos animales vivan en buenas condiciones hasta el final de sus vidas", afirma Zordan.