El legado del Papa Francisco incluye esfuerzos para abrir los ojos de los 1.300 millones de católicos del mundo a los peligros del cambio climático.
El Papa Francisco falleció el lunes de Pascua a la edad de 88 años, según anunció el Vaticano. Elegido en 2013 tras la renuncia de Benedicto XVI, fue el máximo representante de la Iglesia Católica durante más de una década. Se le recordará en parte por sus esfuerzos por abrir los ojos de los 1.300 millones de católicos del mundo a los peligros del cambio climático. A lo largo de su vida, se hizo eco de estos riesgos, especialmente de su impacto en las personas más pobres y vulnerables del mundo.
El planeta está siendo exprimido hasta la extenuación
Durante su mandato al frente de la Iglesia Católica, el Papa Francisco habló con frecuencia del cambio climático. Quizá su nota más llamativa sobre el tema fue 'Laudato si': Sobre el cuidado de nuestra casa común', un documento histórico de 184 páginas publicado en 2015.
En esta carta pastoral, el Papa Francisco lamenta el estado de los daños medioambientales y el calentamiento global, critica el consumismo y apunta contra el "mito moderno del progreso material ilimitado". "Se basa en la mentira de que hay una oferta infinita de bienes de la tierra, y esto lleva a que el planeta sea exprimido más allá de todo límite", escribió.
El texto también expone los argumentos científicos que prueban el cambio climático provocado por el hombre, lo vincula a una perspectiva moral y advierte de "graves consecuencias" si las cosas no cambian. El Papa Francisco no dejó lugar a dudas de su respaldo al consenso científico según el cual el calentamiento global se debe a los gases de efecto invernadero liberados por la actividad humana.
Este documento también se publicó apenas seis meses antes de la COP21, la conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático en la que se firmó el histórico Acuerdo de París. Muchos creen que este documento, y la participación del Vaticano en las negociaciones, tuvieron un impacto nada desdeñable en este resultado.
Las delegaciones de los países católicos asumieron fuertes compromisos climáticos durante esta COP. La capacidad del Papa para hablar a la gente por encima de muchas divisiones allanó el camino para que se involucrara aún más profundamente en futuras conferencias de la ONU sobre el cambio climático.
La Iglesia Católica y las conferencias de la ONU sobre el clima
Antes de la COP28 de Dubái en 2023, el Papa Francisco retomó el tema con un tratado actualizado sobre el cambio climático. 'Laudate Deum' es una exhortación apostólica en la que pide que se tomen medidas urgentes contra la crisis.
"Con el paso del tiempo", escribió, "me he dado cuenta de que nuestras respuestas no han sido adecuadas, mientras que el mundo en el que vivimos se derrumba y puede estar a punto de romperse".
Esta vez, apuntó específicamente a los ciudadanos de los países ricos que llevan un "estilo de vida irresponsable". En Estados Unidos, por ejemplo, el Papa Francisco destacó que las emisiones por persona eran dos veces superiores a las de China y siete veces más que la media de los países más pobres del mundo. También señaló el uso continuado de combustibles fósiles como el principal motor del cambio climático.
El Papa Francisco tenía la intención de acudir en persona a la COP28, haciendo historia como el primer Papa en dirigirse a la conferencia sobre el cambio climático. Sin embargo, una gripe y una inflamación pulmonar le impidieron viajar a Dubái, y su discurso fue leído por el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Parolin.
Una vez más, uniendo las obligaciones morales y el consenso científico, criticó los esfuerzos por echar la culpa de la crisis climática al aumento de la población en los países pobres. En su lugar, señaló a los emisores históricos "responsables de una deuda ecológica profundamente preocupante".
Abordando uno de los temas principales de la COP28, afirmó que era justo que estos países que han utilizado cantidades excesivas de combustibles fósiles saldaran las deudas de las naciones más pobres. Quién debe pagar por las pérdidas y los daños causados por el cambio climático es una discusión que aún continúa a día de hoy.
Una vez más, el Papa Francisco no pudo viajar a la COP29 en Azerbaiyán el año pasado, pero envió un mensaje a la conferencia de la ONU sobre el clima. En su lugar, el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, transmitió su mensaje a los líderes mundiales reunidos en Bakú.
Afirmó que el "verdadero desafío de nuestro siglo" era la indiferencia ante la crisis climática, subrayando que "la indiferencia es cómplice de la injusticia". El Papa hizo un llamamiento a los países que más gases de efecto invernadero han emitido para que reconozcan su "deuda ecológica" con los demás, y pidió "una nueva arquitectura financiera internacional" que esté "basada en los principios de equidad, justicia y solidaridad".
La Iglesia Católica organiza su propia conferencia sobre el clima
A lo largo de su vida e incluso hasta el final, el Papa Francisco siguió destacando cuestiones de desigualdad en las consecuencias del cambio climático. En 2019, respaldó las peticiones para que el ecocidio se convirtiera en el "quinto crimen contra la paz" -un mal equivalente al genocidio y la limpieza étnica- y lo declaró pecado. A lo largo de los años se ha reunido con presidentes, primeros ministros, jefes de Estado, directores generales y consejos de istración de grandes empresas para hablar del tema.
Y en mayo de 2024 organizó en el Vaticano una conferencia de tres días de la Iglesia Católica sobre la resistencia al cambio climático. Entre los asistentes se encontraban 16 alcaldes de ciudades internacionales, como el de Londres, Sadiq Khan, y la de París, Anne Hidalgo, así como gobernadores de todo el mundo. En lugar de centrarse únicamente en la mitigación del cambio climático, llamó la atención sobre la necesidad de la adaptación humana. El Papa cuestionó a los líderes políticos sobre si "estamos trabajando por una cultura de la vida o por una cultura de la muerte".
"Las naciones más ricas, alrededor de mil millones de personas, producen más de la mitad de los contaminantes que atrapan el calor", dijo a los participantes en la cumbre. "Por el contrario, los tres mil millones de personas más pobres contribuyen con menos del 10% y, sin embargo, sufren el 75% de los daños resultantes".
En esta cumbre, el Papa Francisco reiteró una vez más su convicción de que la destrucción del medio ambiente es una "ofensa a Dios" y un "pecado estructural" que pone en peligro a todas las personas. Declaraciones como estas son las que han hecho del Papa Francisco una voz respetada en materia de cambio climático, y muchos alaban su capacidad para impulsar la acción colectiva por encima de las divisiones. Será recordado por su liderazgo moral, que tendió puentes entre las cuestiones interconectadas de la pobreza, la adaptación al cambio climático y las consecuencias del calentamiento global causado por el hombre.