Con la asistencia a las iglesias en declive y los escándalos de abusos a menores aún en la mente de los europeos, el Pontífice ha llegado a Luxemburgo para intentar levantar la moral y recuperar fieles.
El Papa Francisco llegó el jueves a un lluvioso Luxemburgo, en el inicio de su gira por el corazón de Europa para tratar de revitalizar una fe católica que mengua ante las tendencias laicistas y los escándalos de abusos. Francisco se reunió con el Gran Duque del país, el primer ministro Luc Frieden y otros funcionarios del Gobierno.
Pidió a Europa que sea un faro de esperanza en tiempos de guerra y un hogar acogedor para los inmigrantes, y citó la posición de Luxemburgo como encrucijada geográfica en Europa, señalando que fue invadido durante las dos Guerras Mundiales y que su pueblo es muy consciente de las consecuencias de "formas exageradas de nacionalismo e ideologías perniciosas".
"La ideología es siempre enemiga de la democracia", dijo Francisco, desviándose de su discurso preparado. "Luxemburgo puede mostrar a todos las ventajas de la paz frente a los horrores de la guerra".
Francisco elogió al país por su tradición de abrir sus puertas a los extranjeros, pero también le instó a utilizar su riqueza para ayudar a las naciones más pobres para que su gente no se vea obligada a huir en busca de mejores oportunidades económicas en Europa. "Esta es la mejor manera de garantizar la disminución del número de personas obligadas a emigrar, a menudo en condiciones inhumanas y peligrosas", afirmó.
¿Una fe en declive?
El viaje recuerda a la gira de 10 días que San Juan Pablo II realizó por Luxemburgo, Bélgica y los Países Bajos en 1985, durante la cual el Papa polaco pronunció 59 discursos u homilías y fue recibido por cientos de miles de fieles que le adoraban. Sólo en Luxemburgo, Juan Pablo II congregó a unas 45.000 personas, es decir, el 10% de la población de la época.
Incluso entonces, el jefe de la Iglesia Católica se enfrentó a la indiferencia e incluso la hostilidad a las enseñanzas fundamentales del Vaticano sobre la anticoncepción y la moral sexual, una oposición que no ha hecho más que aumentar con el tiempo.
Estas tendencias seculares y el encubrimiento durante décadas de los abusos sexuales a menores por parte del clero católico han contribuido a acelerar el declive de la Iglesia en la región, con una asistencia mensual a misa de un solo dígito y una caída en picado de las ordenaciones de nuevos sacerdotes. Sin embargo, las estrechas calles que rodean el Palacio Ducal estaban abarrotadas de simpatizantes que desafiaron la lluvia matinal para ver al Papa en su papamóvil.
Francisco estuvo en Luxemburgo sólo unas horas antes de volar a Bélgica, donde permanecerá hasta el fin de semana. Se espera que la inmigración y la paz vuelvan a estar en la agenda, pero también se espera que el Papa se reúna con supervivientes de abusos sexuales por parte del clero belga.