El año pasado, los agricultores protestaron contra la burocracia ligada a las ayudas de la UE, y sus manifestaciones dieron resultado.
La Comisión Europea ha estado simplificando las obligaciones medioambientales de los agricultores, pero ¿cómo reformará la Política Agrícola Común en el próximo presupuesto de la UE?
Simplificar algunas de las normas de la Política Agrícola Común (PAC) podría ahorrar 1.580 millones de euros anuales a los agricultores y 210 millones a los Estados , según la Comisión Europea.
Para alcanzar este objetivo, el Ejecutivo comunitario ha propuesto pagos más sencillos a los pequeños agricultores, incluido el aumento de la suma global anual a 2.500 euros, y flexibilizar los controles medioambientales, en concreto en lo que respecta a la conservación de turberas, humedales y cursos de agua.
Los agricultores también se beneficiarán de un mecanismo más simple para recibir reembolsos en caso de catástrofes naturales o enfermedades animales, y contarán con un sistema digital único para reducir la burocracia.
"El objetivo es facilitar la vida a los agricultores, lo que contribuye en última instancia a su sustento y bienestar", declaró Gerardo Fortuna, periodista de 'Euronews' especializado en política agrícola.
"Es también, claramente, una respuesta a las protestas a gran escala de los agricultores que vimos el año pasado en Bruselas y en otros países de la UE", añadió el periodista, en referencia a la larga y a veces violenta ola de protestas de los agricultores antes de las elecciones europeas de 2024.
Los agricultores están satisfechos, pero los ecologistas afirman que las medidas serán contraproducentes. Estos últimos argumentan que una menor protección del medio ambiente podría provocar un mayor cambio climático, lo que perjudicaría a la agricultura.
"Lo que debemos entender es que la agricultura depende de la naturaleza. Por eso, cuando la UE lleva varios años retrasando o eliminando normas medioambientales, también está poniendo en peligro el futuro de la agricultura y los empleos de los agricultores", afirmó Sarah Martin, de la organización ecologista Client Earth.
Sin embargo, la federación europea de agricultores Copa-Cogeca insiste en que "los objetivos medioambientales siguen formando parte de la PAC", pero la Comisión ha intervenido en ámbitos "que han resultado ser inviables para nuestros agricultores".
¿Se reforzará o se debilitará la PAC en el próximo presupuesto de la UE?
En el presupuesto de la UE para 2021-2027, la PAC recibió 386.000 millones de euros, aproximadamente un tercio del presupuesto total. Para el presupuesto 2028-2034, la Comisión aboga por fusionar la PAC con el Fondo de Cohesión, destinado al desarrollo regional.
El nuevo instrumento financiero, denominado Asociaciones de Inversión Nacionales y Regionales, podría anunciarse cuando la Comisión presente su propuesta de presupuesto de la UE en julio, y los agricultores se resisten a la idea.
"Europa necesita invertir en agricultura, con un fuerte aumento fiscal frente a la inflación. Pedimos que se mantenga una política común capaz de garantizar un mercado único, invertir para lograr la transición que desea la sociedad y, en definitiva, apoyar a un sector estratégico como la agricultura", declaró Patrick Pagani.
El responsable de Client Earth se mostró de acuerdo en que la inversión en agricultura es importante para la seguridad alimentaria, pero señaló que la PAC no contribuye a ello.
"No tenemos la resiliencia necesaria para hacer frente a las catástrofes naturales provocadas por las prácticas agrícolas intensivas; ni para abordar las causas que ponen a los agricultores en estas situaciones, que son el cambio climático, la degradación del medio ambiente y la pérdida de polinizadores, entre otros", afirmó Sarah Martin.
El Parlamento Europeo también se opone a esta idea y, en una reciente resolución, exigió que el fondo de la PAC siga siendo autónomo y reciba aún más financiación en el próximo presupuesto.
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Periodista: Isabel Marques da Silva
Producción de contenido: Pilar Montero López
Producción de vídeo: Zacharia Vigneron
Grafismo: Loredana Dumitru
Coordinación editorial: Ana Lázaro Bosch y Jeremy Fleming-Jones