La transición energética dispara el interés por una serie de recursos minerales que la UE considera críticos, pero estos también son codiciados para otros fines. El debate, con muchas aristas, gira en torno a la necesidad, el filón y el cuestionamiento.
El apagón ibérico ha encendido los debates sobre vulnerabilidades y seguridad energética. Un asunto con muchas ramificaciones, que incluye también la seguridad de suministro de las materias primas que permiten la producción de tecnologías para generar y almacenar energía limpia. En un orden mundial cambiante en el que la Unión Europea (UE) trata de hacerse sitio ante unas relaciones transatlánticas en entredicho, un "rival sistémico" como China y la amenaza rusa, Bruselas mantiene una apuesta decidida por la obtención de minerales críticos para la "autonomía estratégica".
España sigue la estela europea y está dando pasos en esa dirección, que pasa por un cruce de caminos entre la transición energética y digital, las tensiones geopolíticas, la carrera de rearme y las incertidumbres comerciales. Pero mientras la UE busca reducir su enorme dependencia de recursos de China y otros países para tratar de alcanzar un cierto grado de autonomía en el aprovisionamiento de materias primas fundamentales para la transición ecológica, la transformación digital y la industria de la Defensa, muchas de las poblaciones afectadas por la reciente aprobación por parte de Bruselas de nuevos proyectos mineros reclaman transparencia sobre los criterios de selección.
Más de 200 colectivos de la sociedad civil de nueve Estados de la UE enviaron a finales de abril una carta a la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, y a los líderes de los grupos políticos en la Eurocámara. En ella, reclaman a los eurodiputados que intercedan para que la Comisión Europea facilite el a una información que hasta ahora les ha sido negada. "Necesitamos acceder a esta información para examinar si las solicitudes cumplen con los requisitos legales y, de no ser así, considerar nuestras opciones futuras", sostiene la misiva.
Del total de 230 colectivos firmantes, el 90% (207) son españoles. Entre ellos hay numerosas asociaciones vecinales de poblaciones potencialmente afectadas por proyectos mineros, bufetes de abogados, otros grupos de la sociedad civil y también organizaciones como Ecologistas en Acción o Amigas de la Tierra. "Queremos ejercer nuestro derecho a acceder a la información pública y ambiental en procedimientos que determinan nuestra permanencia o no en los territorios que habitamos", dicen desde la plataforma SOS Suído-Seixo, que protesta contra el proyecto de extracción de litio Mina Doade, en Galicia.
El objetivo de la petición, según Ecologistas en Acción, es "poder evaluar el impacto ambiental y social" de los proyectos aprobados. "La falta de transparencia arroja incertidumbre sobre los criterios aplicados", añade el grupo, que teme, además, que la agilización de los permisos prevista por la consideración de proyecto estratégico "impida una participación efectiva de las poblaciones locales".
Europa busca "asegurar y diversificar" sus suministros
Con la reciente luz verde de la Comisión Europea a una primera tanda de 47 proyectos estratégicos -siete de ellos en España- para "asegurar y diversificar el a las materias primas en la UE", el bloque trata de apretar el paso en una carrera en la que China lleva décadas de ventaja, y en la que Trump ha irrumpido con un afán expansionista que le ha llevado a agitar el tablero geopolítico en varias direcciones.
Una de ellas apunta a Groenlandia, el territorio autónomo danés rico en reservas de minerales críticos que el presidente de Estados Unidos ha puesto en la diana como una "necesidad absoluta" para su "seguridad nacional". Otra de sus ambiciones lleva hasta Ucrania, donde Washington ha tratado de imponer su diplomacia transaccional y, recientemente, selló un acuerdo sobre minerales con Kiev con el que pretende sacar rédito de la continuidad de su apoyo en la guerra frente a Rusia.
La transición energética necesaria para abandonar el uso de combustibles fósiles no puede tomar forma sin los recursos minerales y elementos que permiten que las fuentes renovables puedan aprovecharse. Las turbinas eólicas, los es solares o las baterías de los vehículos eléctricos, por ejemplo, no pueden funcionar sin ellos. Y la UE ha identificado una serie de materias primas de interés estratégico en este proceso, que también resultan claves para las nuevas tecnologías digitales, la industria militar y la espacial.
La Ley Europea de Materias Primas Fundamentales, aprobada por la UE el año pasado, fija para 2030 el objetivo de lograr la extracción local de un 10% de los materiales críticos que el bloque necesite y hacerse cargo del 40% del procesamiento, además de cubrir un 25% de la demanda con reciclaje.
La estrategia de asegurar el a estos recursos no solo pasa por suelo comunitario, sino que incluye el refuerzo de los acuerdos con terceros Estados para diversificar las fuentes de suministro, frente a la excesiva dependencia europea de China y otros países. El gigante asiático acapara, por ejemplo, el 62% de la producción mundial de tierras raras y el 92% de su procesamiento global, según la Agencia Internacional de la Energía. De acuerdo con los datos de la propia UE, la totalidad del suministro de tierras raras pesadas del bloque procede de China.
Los grupos ecologistas cuestionan el modelo
Las organizaciones ecologistas desconfían de los verdaderos propósitos de Bruselas. "Ayer, los mismos minerales y las mismas minas nos las vendían como imprescindibles para la transición energética. Hoy, nos los venden como imprescindibles para el rearme europeo. ¿Cuál es la verdad? ¿Para qué van a ser?", cuestiona en entrevista con 'Euronews' Adriana Espinosa, responsable de Recursos Naturales y Residuos de Amigas de la Tierra.
Su organización cree que hay "un interés por priorizar la minería a toda costa porque la industria armamentística y el sector metalúrgico han hecho muchísimo 'lobby' en Bruselas para que se favorezcan todas estas legislaciones y la economía de determinados actores", pese a los "riesgos ambientales y sociales". Temen, además, que estas dinámicas aumenten "la desafección hacia las políticas climáticas", y señalan que "no hay ninguna garantía de que los minerales que se extraigan de suelo europeo sean para la transición energética, porque ahora mismo lo que está sobre la mesa como política prioritaria de las instituciones europeas es el rearme".
Pero, desde su punto de vista, el verdadero problema de fondo es el "punto de partida" de los debates sobre la minería y la "carrera extractivista" para la transición energética. "Nos están intentando vender y acelerar esa necesidad de minerales" en lugar de centrarse en las medidas "para intentar reducir la demanda de minerales", expone Espinosa, que hace alusión a un estudio de finales de 2023 publicado por su organización y elaborado por el Instituto Universitario de Investigación Mixto de la Energía y Eficiencia de los Recursos de Aragón.
Según el análisis, en el marco de la transición energética y digital, las tecnologías que más minerales requerirán no son las relacionadas con la energía fotovoltaica ni la eólica, sino el vehículo eléctrico privado; "el gran motor de esa demanda de minerales", en palabras de Espinosa. El estudio apunta a una combinación de medidas que lograría reducir hasta 2050 un 34% la demanda para el total de metales analizados y hasta la mitad para elementos clave como el litio. Entre ellas, destaca el alargamiento de la vida útil de las tecnologías, mejoras en el reciclaje de metales, la reutilización de baterías para coches eléctricos, y la reducción de la flota de vehículos privados en favor de un modelo de movilidad que refuerce y fomente el transporte eléctrico colectivo.
Al hilo de su planteamiento sobre el debate en torno a la minería, Espinosa se expresa tajante: "No vamos a favorecer o a considerar válida ninguna mina en ninguna parte del mundo mientras sigamos con un modelo productivo que se basa en un crecimiento ilimitado, que niega los derechos de las comunidades locales y que prioriza, sobre todo, los derechos de las grandes corporaciones mineras y armamentísticas".
Las estimaciones y recomendaciones del Banco Mundial
Por su parte, un informe publicado en 2020 por el Banco Mundial estima en 3.000 millones de toneladas los minerales y metales necesarios para la implementación de la energía eólica, solar y geotérmica, así como para el desarrollo de sistemas de almacenamiento energético, a fin de garantizar "un futuro por debajo de los 2°C".
El estudio vaticina que, incluso con un aumento significativo en el reciclaje, "es probable que siga existiendo una fuerte demanda de minerales primarios", lo que "se aplica especialmente a aquellos minerales con mayor crecimiento en la demanda, que carecen de material existente para reciclar y reutilizar".
El organismo con sede en Washington agrega que "los futuros aumentos en las tasas de reciclaje pueden desempeñar un papel importante en la mitigación del aumento de la demanda de minerales primarios, al igual que la reutilización de componentes para tecnologías de almacenamiento de energía". Por ello, el informe pide "más medidas políticas para intensificar las acciones" que incentiven el reciclaje y la reutilización.
El potencial de los minerales críticos en España
En el Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC) se han trazado la misión prioritaria de apoyar los esfuerzos para llevar a buen puerto la transición ecológica. Y aunque no es el único país con recursos mineros del bloque de los 27, España "está llamada a jugar un papel importante" por varios factores: entre ellos, "su relativa gran superficie dentro de la UE, su gran geodiversidad", y "las probabilidades de encontrar yacimientos de los llamados minerales críticos". Así lo explica a 'Euronews' Ester Boixereu, especialista en recursos minerales del IGME-CSIC, mientras las istraciones públicas coordinan esfuerzos para poner en marcha el Plan de Acción de las Materias Primas Minerales 2025-2029.
El Ministerio para la Transición Ecológica del Gobierno español concluyó a principios de abril el trámite de audiencia e información pública de la propuesta. El borrador se presentó durante un evento en Madrid en marzo en el que el secretario de Estado de Energía, Joan Groizard, señaló que el plan "busca un 'enfoque 360' para la gestión de materias primas, apostando por la identificación de las necesidades, el reciclaje y la circularidad, la trazabilidad de las materias que importamos, el conocimiento del recurso existente en España y la recuperación y restauración sostenible de espacios".
El enfoque propuesto se alinea con la Ley Europea de Materias Primas Fundamentales, e incluye la puesta en marcha del Programa Nacional de Exploración Minera 2025-2029, que se encuentra en fase de audiencia pública hasta el próximo viernes y debe presentarse a la Comisión Europea no más tarde del 24 de mayo.
Se trata de un requisito al que obliga Bruselas, y que busca mejorar el conocimiento de los recursos minerales en el país, con la lupa puesta en las materias primas identificadas como críticas por la UE. Cuando en España se hizo la última prospección de un calado comparable de la mano del Plan Nacional de Minería, que se elaboró entre 1969 y 1970, recursos como el litio, el níquel, el cobalto, o las tierras raras no estaban en el radar. Ahora se consideran fundamentales.
En la ejecución del programa de exploración participarán el IGME-CSIC, las comunidades autónomas (que gestionan los recursos mineros en sus territorios) y otros actores. Es, por su alcance y dimensión estratégica, el primero de esta magnitud que se activa en décadas, aunque los científicos del IGME llevan mucho tiempo investigando. "El estudio del potencial minero de España es algo que la istración ha ido haciendo siempre", apunta Ester Boixereu. Pero el plan supone un refuerzo "para investigar los minerales críticos, cuál es el potencial en España, y las zonas que no están investigando las empresas privadas", añade.
Exploración de yacimientos primarios y residuos mineros
La idea es aprovechar la tecnología actual en la búsqueda de minerales no identificados, para lo que se revisarán estudios geocientíficos previos y se realizarán nuevos sondeos e investigaciones geofísicas y de detección remota, así como campañas geoquímicas. Además de la exploración de yacimientos primarios, el programa también incorpora criterios de economía circular al contemplar la búsqueda de recursos secundarios en más de un millar de instalaciones de residuos mineros. Se trata de identificar, según Boixereu, "cuáles son los recursos que están en las balsas y escombreras, que igual en el pasado no eran de interés y ahora sí se pueden poner en valor".
El programa pondrá en valor, además, la colaboración entre el sector público y el privado. Y aunque el presupuesto aún no se ha concretado, según el Ministerio dispondrá de su propia dotación económica, que prevé dos líneas de ayuda dirigidas a la búsqueda de recursos no identificados y a las instalaciones de residuos.
Las zonas de España que revisten más interés y probabilidades de albergar yacimientos de recursos críticos son la mitad oeste y el sur del territorio peninsular. En la actualidad, España es el único productor dentro de la UE de estroncio, el primero de fluorita y el segundo de cobre y magnesita. También hay producción de otros materiales críticos como wolframio, feldespato y tántalo. Al margen de las materias primas fundamentales, España es, además, un destacado productor de materiales de construcción: es el primer productor de yeso de la UE, el primero en producción mundial de pizarra de techar, el segundo mayor productor global de mármol y rocas ornamentales, y el tercero de granito.